Pocas o ninguna cosa ha sido positiva desde ese marzo del 2020 que cambió nuestras vidas de una forma irreparable con la aparición oficial en España del COVID-19. 

Proyectos, ilusiones…y lo más importante, personas, han quedado en el duro camino que llevamos recorrido y que aun nos queda por recorrer.

Los que hemos tenido la suerte de conservar la salud hemos tenido que reinventar nuestro ocio y tiempo libre, acorde las cada vez más severas restricciones, de esa forma fue como comenzó nuestra pequeña excursión que da lugar a este articulo.

¿Al cementerio de Huesca?

Tarde de sábado, buena climatología para ser enero, una conversación entre amigos, «Dani tío, estoy hasta agobiado, necesito ocupar la cabeza, quiero salir de aquí a ver algo, pero con el confinamiento perimetral de Huesca capital ya me contarás…»

Una conversación que seguro mas de uno habéis tenido en estos días, pero en esta ocasión la respuesta es sugestivamente positiva. «Buah, para ver cosas de la guerra civil aquí no hace falta saltarse el perímetro, ¿Cuánto hace que no estas en el cementerio?».

Para ser sincero no parecía un tema muy apetecible, las tumbas de Fermín Galán y de A. García Hernández son interesantes, pero ya las he visto en varias ocasiones, pero bueno, accedo a ir en ausencia de otro plan mejor. A lo que Dani me vuelve a mirar  con cara de intriga y dice «no, te equivocas, no vamos a eso (que también), te vas a llevar una grata sorpresa con las fotos que he localizado».

Contexto histórico del cementerio de Huesca

El cementerio municipal, fue tomado por la milicia republicana de ideología anarquista conocida como columna Ascaso en los primeros meses de combates por la capital sublevada (30 de agosto de 1936).

Se convertirá en primera línea de frente y allí se asentaron los milicianos, convirtiéndolo en su morada hasta la primavera del 38 en que se derrumba el frente de Aragón con la ofensiva nacional.

Restos de esos días

Esa era la sorpresa que tenia Dani, me mostraba multitud de fotografías del cementerio tras la rotura del frente que habían hecho los nacionales  para lo que después seria la causa general.

«Vamos a buscar los lugares exactos» decía, como si fuera fácil localizar en ese mar de nichos los lugares donde estuvieron las estufas, braseros o que simplemente fueron tiroteados y vandalizados durante las horas de aburrida calma que suelen ser mucho mas abundantes que los periodos de frenéticos combates.

Primeros hallazgos

Buscamos en la parte mas vieja, las fotos muestran claramente que son nichos por lo tanto con las fechas de defunción podemos ir orientandonos, entre paseos vemos tumbas de gente caida en la contienda en los primeros dias de Siétamo u otras movidas ahi después de pasado el conflicto.

Entre paseo y busqueda…de repente «esta lápida tiene un tiro y le falta la cruz», eso me suena de la foto, examinamos la toma y…bingo!! habíamos conseguido localizar la primera foto, después de eso todo será mas fácil, es cuestión de seguir la hilera.

Más hallazgos y cosas curiosas

Seguimos buscando encontrando varias de las fotos hechas en esos dias, además continuamente aparecen restos de impactos de bala en panteones, nichos con marcas y otras tumbas de gente más conocida que nos reservamos para el futuro dedicarles el tiempo y lugar que merecen.

Entre foto y foto, nos envalentonamos y nos venimos arriba para intentar localizar el lugar exacto de una foto muy especial para nosotros, una que demuestra el drama de una sociedad inmersa en una guerra civil y posterior posguerra que va a marcar la vida de muchas personas.

Tras varios paseos, posibilidades….lo encontramos!!!

Conclusiones

Muchas veces las historia nos rodea, en esas calles, edificios, jardines…que transitamos a diario sucedieron vivencias dignas de recordar pero que en muchas ocasiones no valoramos como debiéramos y sin embargo somos capaces de hacer infinidad de kilómetros para ver las historias acontecidas en otros lugares.

De todo ello podemos sacar quizá la unica cosa que merezca la pena de esta pandemia, el volver a encontrarnos con nuestro nucleo familiar, barrio o ciudad, los lugares desconocidos por ser cercanos, poco valorados y que tenemos la suerte de tener al lado.

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