El pasado domingo 22 de mayo tuvo lugar en la conocida como Ruta Orwell la ya cuarta edición de la trinchera viviente del mismo nombre organizada por la Comarca de los Monegros, en colaboración con el Ayuntamiento de Alcubierre y el Grupo de Recreación Primera Línea, en la que participaron 50 recreadores históricos de 8 grupos distintos.
Una vez más, en algo que es de agradecer en un evento que se repite, se habían llenado todas las plazas disponibles para las visitas guiadas, el intenso calor que se pronosticaba para ese día no había logrado asustar a los espectadores que se distribuían por 8 pases a lo largo de toda la jornada, rutas que a continuación vamos a intentar describir como fueron.
Antes de empezar, los debidos agradecimientos.
Comenzaba todo con los pertinentes agradecimientos a quienes lo han hecho posible, autoridades y técnicos de turismo de la Comarca de los Monegros por contar una vez más con nosotros, mención especial para todos los compañeros de los grupos de recreación y para los voluntarios de protección civil que de forma totalmente altruista y desinteresada colaboran en un día especial para la divulgación histórica.
Primera escenografía, los guardias de asalto.
Sin tiempo para la espera, acontecía el primer suceso que sorprendería a los visitantes, un enfrentamiento entre guardias de asalto, el equivalente histórico a lo que hoy podría ser la policía nacional, que recreaba los sucesos acaecidos en agosto de 1936 donde un ataque hacia Almudevar (localidad de la provincia de Huesca) de la guardia de asalto proveniente de Barcelona, que había quedado leal al gobierno, fue frenado por otras unidades de asalto que en Huesca y Zaragoza se habían unido a la sublevación.
De esa forma antiguos compañeros se vieron frente a frente en lo que fue un ejemplo de lo sucedido durante la guerra civil, donde muchos antiguos conocidos, sin que hubiera cuitas entre ellos, se vieron con un fusil en las manos.
La trinchera y sus «comodidades».
La superioridad sublevada hizo que pronto los gubernamentales se vieran obligados a replegarse, continuando con ello la visita, una visita que iba a entrar en las rehabilitadas trincheras de la Ruta Orwell en un recorrido que les llevaría al siguiente puesto, un lugar con la realidad del día a día, 2 milicianos del PSUC “leyendo el periódico”, pero no un periódico de papel como a muchos nos gusta leer cada mañana, sino que era como se conocía la actividad de buscar piojos entre las costuras de las ropas, fiel ejemplo de lo que intentaba mostrar la escenografía, la suciedad y enfermedades que tenían lugar en las trincheras donde los soldados pasaban largas temporadas sin ninguna clase de comodidad y expuestos a las inclemencias del tiempo en refugios en muchas casos improvisados.
¿Cómo lograr evadirse de la realidad?
Tras las miserias físicas de los soldados, otra clase de miserias, los traumas psicológicos de los combatientes, en este caso, magníficamente representados por 2 reclutas en situación ebria en las trincheras como fiel reflejo de la huida de la realidad que se daba recurriendo al alcohol y que ocasionaba una breve relajación de la realidad seguido de más problemas por la incompatibilidad de su abuso con la debida disciplina militar y con la obligada corrección en la inmediata retaguardia.
Felicia Browne y su memoria
Las caras de los visitantes mostraban la reflexión, el pensamiento de como uno intenta superar los traumas a los que la vida te enfrenta, tras esos breves segundos se prosigue la visita, ahora hacia la primera línea nacional, en cuyas cercanías iba a tener lugar otro hecho de armas, la voladura de la vía del tren que comunicaba Zaragoza con Huesca a la altura de Gurrea de Gallego, acción durante la cual perdió la vida la brigadista internacional Felicia Browne, personaje al cual dedicamos unos minutos de explicación.
Desavenencias entre falangistas y carlistas, ponga paz «pater».
Pasado el sobresalto del nuevo encontronazo, el grupo se dirige a un nuevo punto, 2 falangistas y 2 requetés hablan entre ellos, más que hablar discuten, la situación se vuelve tensa cuando se muestran las desavenencias entre ambas milicias nacionales, unos sindicalistas, los otros ultra católicos, parece que están a punto de llegar a las manos, cuando de repente un páter calma los ánimos, porta un elemento característico de la guerra civil, el altar portátil, una maleta que casi por obra de Dios se convierte en un completo altar con el que dar misa y asi los requetés pueden reconfortar su espíritu para la siguiente batalla.
Dejamos al cura dar misa, es un momento muy íntimo, avanzamos para llegar a la que hemos denominado como “mesa de la memoria”, en ella toda clase de elementos con origen en las guerra civil encontrados en las casas aragonesas, con la que queremos mostrar como una contienda fratricida entra en nuestros hogares, esa lucha no va a tener lugar en un frente lejano, sino que va a ser en tu domicilio, en tu vecindad, con tus vecinos…algo a tener muy cuenta y que conviene de nuevo recordar.
Puesto sanitario, el recuerdo de los mutilados.
Invitamos a la reflexión en ello mientras nos dirigimos al puesto sanitario, pero no para hablar de heridos, sino para tratar de las secuelas de los combates, ¿que pasa con los heridos y sobretodo los mutilados cuando cesa el ruido de la armas?, ¿Cómo será su nueva vida?, nuestros compañeros relataron los sistemas de puntos y distintas categorizaciones que van a tener los mutilados con el acceso a pagas y su conversión en dinero actual para comprender que la miseria les iba a acompañar toda la vida, eso en el bando vencedor, pues los republicanos no verán reconocidos esos derechos hasta entrada la democracia en 1980.
La cantina del soldado, volver a ser persona.
Toca ahora un poco de sosiego, vamos a intentar mostrar cómo eran esos breves momentos de tranquilidad en la retaguardia, la cantina del soldado, donde los compañeros recreadores nos muestras ese otro lado un poco más relajado, donde un breve momento de distracción jugando al domino o comiendo un guiso caliente vuelve a humanizar al soldado, lo convierte en persona y le da un respiro durante unas horas.
¿Merece la pena una guerra?
Pero no debemos olvidar de lo que estamos tratando, una guerra civil es horrible, tanto para los soldados como la población civil, de ellos va a tratar el último puesto, un grupo de mujeres en la retaguardia leal que bordan, limpian y zurcen uniformes para ganar unas pocas pesetas que enmascare una situación de dolor, miedo directo por los bombardeos e indirecto por la desazón de no saber de sus seres queridos en el frente, donde los más débiles como son los niños recién nacidos sufren las consecuencias de una guerra, nos invitan a una reflexión, ¿de qué sirve una guerra?, ¿merece la pena morir por unos ideales o por un Dios? ¿Tengo derecho a exponer la vida de quienes no están dispuestos a sacrificar nada por ese Dios o esos ideales?
Fotografías de la escenografía donde las mujeres de la retaguardia intentan ganarse la vida .
Preguntas demasiado importantes como para sentirnos nosotros capacitados a responderlas, eso es trabajo del corazón y alma de cada uno, nosotros como recreadores históricos solo ambicionamos mostrar un tiempo pasado e invitar a la reflexión sosegada, histórica e individual sobre ello, esperamos haberlo podido conseguir al menos con alguno de los visitantes que acudieron, si es así, todo nuestro trabajo habrá merecido la pena, sino lo es, prometemos trabajar con mas ahínco aun para lograrlo en la próxima edición.
Agradecimientos
GRACIAS A TODOS por hacerlo posible, Comarca de los Monegros, Ayuntamiento de Alcubierre, Protección Civil, Grupos de Recreación XV Brigada, Didpatri, Pandols 38, Voluntarios de Fayón, Sancho de Beurko, Batalla de Belchite, Retaguardia Zaragoza.
Y también, gracias a vosotros compañeros del Grupo de Recreación Primera Línea (a los asistentes y a los que desde casa trabajaron todo lo que pudieron) por lo que ha sido un enorme esfuerzo para seguir trabajando en este proyecto de divulgación con el que poner nuestro grano de arena en la memoria de este país.
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